domingo, 15 de noviembre de 2015

Lucas

Lucía... Verla fue como un golpe de emociones. Después del día en el café, seguimos viéndonos, en el parque, en el cine, en cualquier lugar, y me enamoré, me enamoré como un niño con su primer amor, me enamoré como hoy la gente ya no se enamora, y ¿saben qué? Ella también se enamoró, éramos completamente felices y estábamos locos el uno por el otro, ella me llevaba a mundos que no conocía, esa mujer tenía galaxias en los ojos.

Siempre hablo de ella en pasado porque es como si estuviera muerta; la casualidad que me la puso en el camino, es la misma que nos ha impedido encontrarnos otra vez, aunque eso nos ha hecho la carga de extrañarnos mucho más ligera.

El tiempo pasó, y el amor estaba ahí, pero olvidamos como llevarnos bien, yo la amaba, pero jamás fui hombre de una sola mujer, comencé a buscar a otras, y la verdad es que me frustraba que ella estuviera tan concentrada en su escuela, me frustraba que un viernes por la tarde cuando bien podríamos salir a pasear a donde ella quisiera, ella prefería quedarse en su casa a estudiar para sus próximos exámenes.

¡Dios! ¡Pero qué tonto era yo!
Como cualquiera esperaría de una mujer inteligente, Lucía descubrió con quién me consolaba los días en los que ella no estaba, y aunque ella intentó arreglar todo y no creer lo que estaba frente a sus ojos, no funcionó, la herí como nunca nadie la había herido nunca.

Terminamos y sé que fue duro para ella, sé que incluso perdió el color sonrosado de su piel y sé que perdió algunos kilos, ella me eliminó de su vida, pero yo no a ella de la mía, yo siempre preguntaba por ella, a su amigos, y es que realmente ellos no eran sus amigos, por que llegué a conocerla tanto, que sé que ella no quería que me enterara de lo mal que la pasó por mi culpa, esa era mi chica, demasiado orgullosa como para dejar que la vieran mal.

Lucía, ella siempre tan expresiva, tanto, que aunque quisiera, jamás habría podido ocultar su tristeza...

Sigue pasando el tiempo y la extraño, la amo, la quiero a mi lado, la necesito más de lo que puedo aceptar, si tan solo mi orgullo me hubiese dejado buscarla antes... 

Hace unos días que una idea ha estado en mi cabeza... Siente que debo salir corriendo a buscarla, a su escuela, a su casa, a donde sea, quiero verla, porque un amor como el nuestro no se puede morir así, yo sé que no, ella me amaba, y yo ya no puedo vivir sin el café de su mirada, sin su sonrisa, y es que nadie la puede igualar, incluso en el sexo, ella me hacía sentir más de lo que cualquiera con las que he estado. 

...............................

Fui a buscarla, a su escuela, para decirle que fui un idiota, que la quería conmigo... La vi caminando por su facultad, enfundada en un ceñido vestido rosa pálido con un divino escote en ta espalda y sobre unos zapatos altos y negros que le daban la apariencia de volar al caminar, ahí estaba, su cabello había cambiado, estaba corto, muy muy corto; recordé que cortarse el cabello era una idea que siempre había tenido y que a mí nunca me había gustado, y al fin lo hizo, debo decir que no me gustó el cambio, pero ¿quién era yo para decir o hacer algo al respecto?

Me acerqué a ella y las piernas me temblaban, ella estaba distraída, como siempre, mirando el horizonte, de seguro teniendo una de esas locas ideas suyas, sonreía y su mirada tenía un brillo lleno de picardía y felicidad. Casi me caigo cuando ella me vio y su sonrisa se desvaneció. La miré de arriba a abajo, y la verdad es que no parecía estar triste ni haber perdido peso, ni haber llorado la noche anterior, vi como frunció el ceño y se acercó a mí.

- Lucas - dijo con tono frío.
- Lucía - susurré y no pude evitar abrazarla, ella no hizo nada.
- ¿Qué demonios haces aquí?  - Me preguntó con una evidente molestia por verme.
- Vine a buscarte.
- Eso queda claro, pero... ¿para qué? - dijo con el tono más frío que le había escuchado nunca.
- Te extraño, y ya no quiero ni puedo vivir sin ti.

Ella sonrío burlonamente y dio algunos pasos hacia atrás para verme de pies a cabeza.

- ¿Y qué esperas que haga, Lucas?
- Que me digas que también me extrañas y que me perdo...
- Cielo, yo ya te he perdonado - Sonrío tiernamente.
- Eso significa que quieres...
No me dejó terminar la frase
- Eso, mi querido Lucas, no significa nada más que lo que he dicho, te perdono, pero no te quiero volver a ver en mi vida, yo no doy segundas oportunidades, y menos a ti, a ti menos que a nadie, ¿quién te crees? ¿Cómo se te ocurrió que iba a volver contigo? - Me dijo con los brazos cruzados sobre su pecho.
- Luce, por favor, te amo...
- Y yo te amaba, pero ya todo terminó, y si no tienes nada más que decir...

Me quedé petrificado sin decir nada, jamás me imaginé que ella reaccionaría así, se dio la media vuelta y comenzó a caminar, con sensualidad, moviendo las caderas provocativamente, estoy seguro de que lo hizo con toda la intención del mundo... Reaccioné después de unos segundos y corrí detrás de ella, la tomé del brazo y la hice dar la vuelta, luego la atraje hacia mí y la sostuve por la cintura, la besé como si me fuera la vida en ello, ella se retorcía entre mis brazos intentando escapar de mi beso, no me importó seguí besándola, por largo rato hasta que no pude respirar.

Su mirada estaba cargada de odio hacia mí, intentó golpearme pero no fue tan rápida... Y en ese momento sentí un fuerte puñetazo en la mandíbula, cerré los ojos por el dolor y cuando los abrí, me encontré con los ojos azules más profundos que hubiera visto en mi vida...

- Si vuelves a acercarte a ella... - Me dijeron los ojos azules llenos de rabia.
- Leandro, ya no te preocupes - dijo Lucía tomándolo del brazo.
- Luce, que no me preocupe... Este cabrón acaba de besarte en contra de tu voluntad, lo vi todo.

¿Luce? Nadie le dice Luce a mi Luce, ¿quién diablos era este? Era un poco más bajo y más delgado que yo, pero mi mente estaba confusa y no comprendía nada.

- ¿Y tú quién demonios eres y qué te importa quién besa a Lucía?

Lucía abrió la boca como para decir algo pero la cerró cuando escuchó la risa rabiosa de Leandro.

- ¿Que quién soy? - dijo mientras la abrazaba por la cintura - Soy alguien que si supo ver todo lo que esta mujer representa y que supo valorar lo maravillosa que es, porque yo sé perfectamente quien eres tú y lo que le hiciste... Yo estuve con ella mientras tú estabas en la cama de quién sabe que mujer... No vuelvas a acercarte a mi novia, porque tengo entendido que no te quiere volver a ver, ella es más mía de lo que alguna vez fue tuya, porque yo, la amo como tú nunca la quisiste, y la hago feliz en todos los sentidos, y no tienes de la menor idea de lo mucho que esta dulce chica causa en mí, cada noche, en su apartamento, bajo las estrellas...
 - Leandro, cállate - Lucía se sonrojó, y lo miró molesta pero de esa forma en que solía mirarme a mí... con amor.

¿Este imbécil estaba tratando de contarme su vida sexual? Mierda, ¿Qué clase de tipo es este? Aunque no puedo reprocharle nada porque yo también le había contado a algunas cuantas personas las cosas que hacía con Lucía...

- Perdón amor. - Leandro se volvió para ver a Lucía y su mirada se suavizó, sus ojos azules se clavaron en el marrón de los de ella, y la abrazó, se tomaron de la mano y se miraron con todo el amor del mundo.

Comenzaron a caminar lejos de mí y Lucía se detuvo y se volvió para mirarme congelado en medio de estudiantes que iban y venían apresurados.

- Lucas... Gracias por todo, pero no quiero volver a verte, no destruyas el cariño y el agradecimiento que siento por ti... Adiós, ya deja las cosas como están y no vuelvas a buscarme, estoy siendo muy feliz, me enamoré, y creo que deberías hacer lo mismo y seguir con tu vida. Volteó a ver a Leandro y se estiró para darle un beso en la mejilla, él lo recibió de buen grado y siguieron caminando.

Yo no podía dejar de verla, caminando, vestida con tanta sensualidad e inocencia a la vez, pero no, no estaba vestida para mí, sino para esos ojos azules que caminaban junto a ella.

La había perdido, no sé cuanto tiempo estuve así, hasta que decidí marcharme, tomé mi moto que estaba en la puerta del colegio y me fui directamente a un bar que frecuentaba.

jueves, 22 de octubre de 2015

He has galaxies in his eyes

Él tiene galaxias en sus ojos, y es que cuando lo veo, mi mirada se pierde en la suya, en el negro intenso de sus pupilas, en cada milímetro de la miel de su iris, y viendo como el sol se confunde con su cabello rubio. 

Me gusta verlo sonreír; se le ve muy bien cuando sonríe. Cuando ríe, su piel pálida se enciende delicadamente, y es que... Me encanta verlo pasar cada mañana, me gusta advertir su presencia cuando está cerca y estudiar su perfil de reojo cuando no me ve, pero lo que más me gusta es cuando lo oprimo con fuerza a mí y hundo mi nariz en su cuello para inhalar el aroma a... Él.

lunes, 12 de octubre de 2015

Allí estaba yo otra vez, observando su mirada misteriosa y cauta, pensando en que si yo era un huracán, el podría ser algo así como un tornado huracanado... Y justo en el momento en que me abrazó y me paralicé, supe que iba a empezar a sufrir de nuevo por culpa de mi voluble corazón.

Y es que cuando nuestras miradas se cruzaron, juro que el universo se detuvo. Después, cuando caminaba sola hacia mi casa, me puse a pensar en lo mucho que me había hecho sentir, y en que me parecía extraño que a pesar de nunca haberlo besado, me importaba más de lo que me imaginaba y solté una carcajada al reflexionar en lo raro que es que jamás sentí nada por chicos que me habían besado antes.

He.

Su sonrisa ♥

Miel

Y lo vi... Sus ojos del color de la miel, me parecieron la puerta de un paraíso (muy acorde con su nombre). No sé si fueron los efectos del alcohol que yo traía de más, o si tan solo fue el destino, que me puso en aquel lugar en ese preciso momento.

Ese momento que me llevó a querer acercarme y probar sus labios, y es que... Cómo olvidar esa mirada tranquila, tierna y llena de luz? No puedo decir que fue amor a primera vista, pero lo que sí puedo decir es que, fue tanta física, tanta química y tantas ganas de morderle, tengo ganas de volver a verle.


viernes, 9 de octubre de 2015

A quien corresponda...

Y es que no quiero a un hombre perfecto, solo alguien que me quiera, alguien con quien poder hablar de mis miedos y mis sueños, de mis metas y derrotas, alguien espontáneo que me haga reír todo el tiempo; alguien que entienda mi mal humor y mi mal genio, que quiera compartir su tiempo conmigo y acompañarme en mis tonterías, alguien con quien pueda descubrir y ver el mundo de una manera distinta.

Quiero un hombre que aprecie cada detalle, que recuerde lo que le digo y que me hable de amor, de sexo, de historias y de pasiones, que me lleve con él a conocer nuevos y extraños lugares, que me muestre como es su alma, pero que sobre todo, sepa lo que quiere.

Un hombre lleno de sueños y metas por cumplir... Que sepa volar lejos con tan solo cerrar los ojos y que se atreva a hacer locuras, que sepa también reírse de si mismo.

Alguien que no tema mostrar su verdadero "yo" y que no se interese por las opiniones de la gente, y que no cambie por el juicio de otros, sino por convicción propia, que acepte críticas.

Quiero a un hombre maduro capaz de tomar sus propias decisiones, independiente, que no juzgue a la gente antes de conocerla, que acepte que tiene defectos y virtudes, que sea responsable y no se deje llevar por opiniones ajenas.

Un chico que sepa ver más allá del físico, y encuentre en mis ojos la puerta de mi alma, que me conozca, un chico atento detallista, sin miedo a mostrar sus sentimientos.

Que también tenga un carácter fuerte y que no siempre esté de acuerdo conmigo, un chico con quien tenga cosas en común pero también muchas diferencias, porque quiero que me enseñe a amar cosas que no me gustan demasiado y que me haga conocer el mundo a su lado.

Un chico que pelee conmigo de vez en cuando, quiero a un chico imperfecto, pero que sea feliz, y que no me necesite para nada pero que me quiera para todo.

jueves, 8 de octubre de 2015

Lucas

En aquel café, volvimos a vernos, yo estaba sentado tomando... No recuerdo lo que estaba tomando, así de intenso fue el efecto que esa chica menuda causó en mí con sus impactantes ojos y la sonrisa más contagiosa que he visto en mí vida...  Se sentó en la mesa de al lado moviéndose con gracia y soltura mientras yo la veía embobado, sin pensarlo, me acerqué a ella y le pregunté su nombre, en ese momento se paró el tiempo sentí una corriente eléctrica por todo el cuerpo...

- Hola - dije mientras sentía el rubor en mis mejillas.
- Hola...
Me sonrío, mientras me miraba a los ojos, Dios!! Qué ojos!!
- Me llamo Lucas.
- Lucía... 

La conversación siguió, tranquilamente, hicimos química de inmediato y sinceramente, esa mujer guapa, me cautivó, no solo con su físico, porque simplemente era hermosa en todo contexto.

Lucía era una mujer con una mente brillante y espontánea, romántica y de pronto incongruente, pero era parte de su encanto.

Encanto... Es una palabra muy amplia, porque era precisamente lo que yo sentía por ella, me encantaba cada parte de su cuerpo y cada extraño rincón de su alma. 

Lucía, Lucía, Lucía, si tan solo ella aceptara "una vez más", repararía cada pieza de su corazón roto, rompería los esquemas que nos separaron, le pediría perdón por mi terquedad y mi idiotez al perderla, porque claro que fue mi culpa, ¿y cómo no iba a serlo, si yo la herí?

Herí a Lucía en lo más profundo de su alma indomable, cambié a esa chica que le daba chispa y sabor a mi vida, por un maniquí hueco y sin sentimientos de cuerpo y rostro angelicales...

Lucía era perfecta, la mujer más inteligente que he conocido en mi vida, me ayudaba a estudiar en cada examen complicado de mi facultad, porque juro que era brillante, tanto si le hablaban de física o química, diferenciales o integrales, siempre la admiré, pero a pesar de ser una excelente matemática, lo que en verdad le apasionaba era la literatura y el ballet.

Aún recuerdo cuando me hablaba de amor, siempre con sus citas textuales que me impulsaron a leer; me contaba sobre Shakespeare, pero lo que más le gustaba leer era Benedetti y Neruda. Jamás había conocido  a una mujer que me dedicara poesía, poesía de verdad, y mucho menos que me escribiera.

Porque ella me escribía, nunca nadie me había escrito, y no me refiero a esos superfluos mensajes de texto, ella me escribía de verdad, con su puño y letra, páginas y páginas repletas de amor y dedicación, de vehemencia, pasión y sentimientos.

Ella no es de las chicas que son fáciles de encontrar, de hecho, ahora que lo pienso, me pregunto por qué se fijó en mí, por qué enamorarse de mí, estando rodeada de hombres inteligentes, con mentes como la de ella, interesantes, cultos, sin vicios, hombres de verdad que no necesitaban inventar historias para impresionar, hombres que contaban verdades y le dedicaban canciones de amor.

Yo no era más que un pobre mocoso inmaduro con la cabeza llena de fantasías, un patán que se enamoró de una chica maravillosa; y es que "como no haber amado sus grandes ojos fijos", ella era el amor de mi vida y la perdí; gracias a ella, aprendí a escribir, pero jamás podría dedicarle mis palabras a alguien más, porque lo mejor de mí, lo tiene Lucía, se lo llevó sin que yo me diera cuenta justo cuando la alejé...


viernes, 21 de agosto de 2015

Lucas

…Si tuviera que describir a Lucía, diría que es la mujer más bella que he visto en la vida, con su piel clara y sonrosada, su cabello castaño, corto que le llega justo debajo de la barbilla, sus ojos grandes, castaños y almendrados, brillantes como ningunos otros, expresivos y sinceros, cubiertos por una espesa capa de pestañas negras… Y sus labios carnosos y casi siempre coloreados de rojo, de los que se asomaba su centelleante y agradable sonrisa y cómo olvidarme de sus 163 centímetros de altura compuestos de sus piernas largas y esbeltas, seguidos de su tronco delgado, y en la cima su hermoso rostro… Pero si se pregunta alguien si despertaba en mí el deseo sensual, entonces debo decir lo mucho que me gustaban sus ligeras curvas, iniciando con sus pechos pequeños y redondos, que daban la impresión de ser dos deliciosos caramelos capaces de embobar a cualquiera que gustase de lo dulce, además de su estrecha cintura que terminaba justo donde nacía su cadera, que aunque no era demasiado prominente, estaba delicadamente adornada por sus deleitosas nalgas que aunque no eran exorbitantemente grandes si eran dignas de robarse las miradas de más de uno.

Oh, mi amada Lucía, si tan solo te tuviera entre mis brazos una vez más, si tan solo pudiera volver a ver tu sonrisa aperlada llena de vida.

Jamás se me ha dado eso del romanticismo, pero Lucía vino aquí a romper todos mis esquemas, y es que por más que he buscado entre mil mujeres, no encuentro a nadie que logre llenar el vacío que ella dejó, nadie logra apagar el fuego… Nadie más que Lucía ha logrado calmar esta alma indomable y hambrienta.

La conocí de coincidencia una tarde decembrina, y nuestros caminos continuaron el uno sin el otro, pero pronto llegó enero y el fiero e impredecible destino, cruzó nuestras vidas una vez más el aquel café.

domingo, 16 de agosto de 2015

Dile que sí...

 “Dile que sí, aunque te estés muriendo de miedo, aunque después te arrepientas, porque de todos modos te vas a arrepentir toda la vida si le contestas que no”

viernes, 7 de agosto de 2015

#2

Tengo tanto que escribirte... Tanto que contar, tantas ideas... Tantas ideas revueltas, que cuando intento hacerlo, ya simplemente no puedo, todo está desordenado, mi mente se pone en blanco y solo pienso en tu sonrisa.

martes, 21 de julio de 2015

Era indiferencia forzada, orgullo tal vez...

Cuando él solía preguntarme si lo quería, yo siempre le respondía que solo lo quería un poco, siempre con una indiferencia forzada, aunque muy muy en el fondo de mi alma, él era todo mi mundo, mi gran amor, en serio estaba ferozmente enamorada de su sonrisa, su voz y sus palabras dulces, el universo infinito de sus ojos, el paraíso de su pecho… Feroz y locamente enamorada.
Y es que ¿cómo no amar las noches infinitas de insomnio a su lado? Sí, esas noches en las que la distancia nos separaba y el amor nos unía ¿era amor? Por supuesto que era amor, yo lo amaba, de verdad, de verdad lo amaba, habría podido pasar el resto de ms días a su lado, y no habría dejado de amarlo, me encantaba verlo, me encantaba hacerlo reír, escucharlo hablar de cada cosa que le salía bien, incluso amaba escucharlo cuando estaba enojado o triste, me gustaba ayudarlo con sus problemas.
Estaba enamorada de todas sus facetas, incluso cuando estaba de mal humor.
Eso fue hace tanto tiempo, y a mí me parece que fue ayer, cuando caminábamos por el parque tomados de la mano, cuando hablábamos de las miles de cosas que nos ocurrían día a día, me pregunto si él me recuerda… ¿Pensará en mi de vez en cuando? Si lo hace ¿sonreirá al recordarme?  Ó  ¿acaso ya me habrá olvidado? ¿Qué habrá hecho con mis cosas? ¿Las habrá tirado como yo hice con algunas de él? ¿O  las habrá guardado como yo guardé otras tantas?
Tengo tantas preguntas al aire, tanto que decirle a su ausencia… Y él no está, a veces siento que Benedetti entiende a mi alma, otras, pienso en el poema xx de  Neruda y creo que nadie más podría comprender lo que siento.


viernes, 17 de julio de 2015

La mejor novia del mundo

"Eres mi pequeña inmensa y aveces eres muy mensa porque piensas que te amo Y TE AMO MAS DE LO QUE PIENSAS..."

Breiky

miércoles, 8 de julio de 2015

Para no escribirle...

Para no escribirle a él te escribo a ti. A ti muchacho que ya me has olvidado, y yo que te pedí que por favor nunca me olvidaras. A ti, que prometiste nunca olvidarme.

Para no escribirle de amor. Te escribo a ti, sobre lo que fuimos, porque sé que éramos almas gemelas, sé que lo nuestro era amor, sé que había algo más que química o física o incluso que las ganas locas de morderte, mi amor, mi dulce y antiguo amor.

Para no escribirle de sentimientos. Te escribo a ti, sobre las bellos ratos que pasábamos juntos, sobre las tardes lluviosas entre la hierba.

Para no escribirle sobre horarios. Te escribo a ti, y te cuento sobre las largas horas en las que hablábamos hasta quedarnos dormidos, y sobre las veces que se nos hacía tarde mientras jugábamos con besos.

Para no escribir sobre sus ojos cálidos, verdes como dos esmeraldas. Escribo sobre tus ojos cafés, que albergaban miles de universos, sobre la manera en que me miraban con ternura y delicadeza, como si yo fuese una especie de muñeca que se rompería con tan siquiera una ráfaga de viento, pero también cuando me veían con pasión, con ese fuego indomable que luchaba por incendiar el mundo, nuestro mundo.

Para no escribir acerca de sus millones de pecas. Termino escribiendo sobre tus lunares que me parecían a mí, cientos de constelaciones, constelaciones que en algún momento fueron mías, las luces de mi propio universo, porque ¡Hey! Tú eras parte de mi cosmos.

Para no escribir su nombre. Escribo el tuyo, en cada página de los cuadernos y a veces, hasta en uno que otro libro, en cursivas e incompletas la "F" y la "x" para que nadie entienda lo que quiero decir, garabateo tus letras inconclusas.



Para no extrañarlo. Te extraño a ti, a veces, a ratos; definitivamente no te extraño a ti, extraño al chico increíble que solías ser.

domingo, 21 de junio de 2015

Usted.

"Ya no extraño nada de ti, pero ojalá que un día despiertes y te digas a ti mismo: Puta madre... ¡Como la extraño!"

viernes, 5 de junio de 2015

"...Si las personas fueran lluvia, yo sería llovizna y ella, un huracán.”

"...Yo era torpe, ella era preciosa, yo era un aburrido sin remedio y ella era fascinante hasta el infinito. Así que regresé a mi habitación y caí sobre la litera inferior, pensando que si las personas fueran lluvia, yo sería llovizna y ella, un huracán”
— Buscando a Alaska.

Un día le prometí a un chico con ojos hermosos que escribiría sobre él, y aquí estoy cumpliendo esa promesa que le hice hace tiempo al muchacho que cree que soy un arcoíris. Me encanta la manera en que me mira y me hace sentir la mujer más hermosa de este planeta, su alma tranquila y sus preciosos ojos, me dan la calma que a veces necesito.

Ni por poco estoy enamorada de él, pero tal vez, y solo tal vez lo estuve. Y es que cómo no perderse en el café de su mirada, y en su dulce aroma, él es increíble, si tan solo hubiera entrado a mi vida 6 meses después, habríamos escrito una buena historia.

Dicen por ahí que las cosas pasan por algo y confío en la “causalidad” del destino que lo puso en mi camino; no estoy enamorada, es cierto, pero
¡Cómo lo quiero! Me encanta verlo, sonreírle y sentirme protegida en sus brazos, agradezco en el alma su apoyo incondicional y todo lo que el representa, me gusta perderme en sus ojos que no son más que ventanas transparentes hacia un alma pura.

Un chico excepcional sin duda, aunque, siempre hay un “pero”. “Pero” es una de las palabras que menos me gustan, sin embargo, casi siempre hay un pero. Pero, Pero, Pero… Él no complementa a mi alma indomable, yo necesito a alguien que me aturda, que me despierte, que salte conmigo al vacío solo por diversión, alguien que ría, que cante, que baile, que disfrute las tormentas y las lloviznas, alguien que viva cada momento con la intensidad de los truenos. Alguien que me haga vibrar, y no digo que él nunca lo haya hecho, es sólo que su alma es demasiado tranquila... Sus ojos expiran calma, demasiada calma... Y yo, yo estoy lo suficientemente loca como para enamorarme de la tranquilidad de esa mirada... Tal vez en otro momento, más adelante, quien sabe si en otra vida...

Es por ello que el amor de mi vida no es él, pero agradezco sinceramente al escritor de mi historia que lo puso ahí, ahí como la luz al final del camino, como el ángel de la guarda de esta mujer loca.

sábado, 30 de mayo de 2015

Casualidades

Lo vi una sola vez, en aquella concurrida estación, una sensación extraña me hizo volver la cabeza hacia aquel banco donde él estaba sentado mirándome, me quedé parada en medio de la gente que iba y venía, ahí... Congelada, viendo su cabello lacio, negro; y la manera en que se mordía el labio inferior, sus oscuros ojos recorriéndome de arriba a abajo, una y otra vez. La manera en que mordía su labio inferior, el paraíso que parecía ser su pecho... ¡Dios! ¡La manera en que mordía su labio inferior! Me invitaba a besarlo.

No sé cuanto tiempo estuve así, parada en medio de personas corriendo apresuradas en todas direcciones. Pudieron haber sido segundos, minutos tal vez, en los que sólo existíamos él y yo mirándonos.

Podría haberme quedado una eternidad así, pero el silbato de mi tren llegando me sacó de aquel trance, caminé algunos pasos tambaleándome mientras los latidos de mi corazón se confundían con el repiqueteo de mis tacones moviéndose para abordar. En ningún momento dejé de sentir su mirada hasta que las puertas se cerraron detrás de mí...

domingo, 17 de mayo de 2015

#1

Dicen por ahí que el amor es la cura a todos los males, pero lo que nunca nos han dicho, es que a veces, también es la enfermedad; el peor de los males para los corazones rotos, y a la vez el antídoto para la soledad.

viernes, 15 de mayo de 2015

Conexión

Estaba pensando en ti y de pronto comenzó a llover, fue como si el cielo me hubiera entendido; en ese preciso instante escuché millones de gotas estrellarse en el suelo con violencia... Quería llorar, pero no podía, estaba furiosa, furiosa contigo porque jamás pudiste ver a través de mi alma, furiosa porque fueras tan idiota y furiosa conmigo por amar a quién jamás pateó una piedra por mí... Así... Así llovía, con furia.

miércoles, 13 de mayo de 2015

Destinos

Y entonces se separaron, ella tomó el camino de la izquierda, él el de la derecha... Pero se olvidaron que el mundo es redondo... Y así, con el final de la historia, comenzó una búsqueda... Sin duda, se volverían a encontrar.

jueves, 7 de mayo de 2015

#

De pronto... Se le encendía la cara con un ardor insoportable... Lágrimas casi en ebullición llovían... Le ganaba la rabia, la desesperación y la frustración de no poder gritar... De no poder sentirse libre... Enjaulada en una vida aburrida, monótona y con pocos matices. Y con la cabeza a punto de explotar, simplemente cerró los ojos entre la oscuridad y la luz de los relámpagos colados por la ventana.

sábado, 2 de mayo de 2015

El blog de Joyse

Querido blog:
Todos me la pelan....

Mira hacia el frente

¿Y qué si nos equivocamos?
¿Y qué si me estoy enamorando?
¿Y qué si el mundo se opone a mi sonrisa?

Es que ¿cómo no enamorarse de esos ojos verdes como dos esmeraldas?
¿Cómo no querer besar esos labios tiernos que exhalan dulces palabras?

Ya no estoy muerta de miedo... Quiero un nuevo amor... Es tiempo de olvidarme de la deslumbrante sonrisa, del infortunio de mi vida, de la pasión de dos niños que no supieron jugar al amor... 
Es tiempo de crecer, de mirar hacia adelante de volverme a equivocar pero ya no con el chico de los ojos tristes y oscuros; llegó el momento de errar con la mirada y las palabras dulces del chico de los rizos negros...

viernes, 1 de mayo de 2015

Con una pizca de veneno... Con menos rencor

A veces me preguntan si lo extraño... Termino negando todo, aunque por dentro, siento una revolución de sentimientos y recuerdos...

Es cierto que no quiero verlo, no quiero encontrarlo... Pero siempre me dan ganas de saber que está bien y que es feliz con su vida y cualquier cosa que haga. Que siga siendo fuerte y que haya madurado lo suficiente como para saber quedarse o irse en el momento adecuado.

Siempre digo que lo he superado, pero, en ocasiones tengo la necesidad de escribirle; de amor, de recuerdos del tiempo que pasábamos entre besos, de las canciones que faltaron por dedicarnos y también de nuestros sueños... Pero cada que lo intento, termina ganandome la rabia y el rencor por el hecho de que fuera tan idiota, de que nunca haya valorado todo lo que yo sentía por él... Y es entonces cuando le escribo como hoy... Con olvido y orgullo. 

Jamás he tenido la intención de olvidarlo -es cierto-, pero el tiempo siempre es sabio. No puedo negar que aún me duele el recuerdo, de vez en cuando, cuando la melancolía viene a buscarme.



Volvería... ¿Volvería?

Hoy, me atrevo a decir que contigo, me volvería a equivocar.
Dicen por ahí que si algo te hizo feliz, no cuenta como error; en ese caso, usted es el infortunio por el que volvería a apostar, por quién volvería a errar las veces que fueran necesarias hasta que salga bien.
Por volver a perderme en tu mirada iría del cielo al infierno hasta volverte a encontrar, bajaría estrellas y volaría planetas...
Por tus labios... Todo.

lunes, 27 de abril de 2015

Epílogo



Hoy, aun siendo Agosto, no me queda más qué decirte adiós, no tengo ni la menor idea de que es lo que vaya a pasar con nosotros en el futuro, no sé si te volveré a encontrar en París o Italia, en Londres o aquí, en un café con sombrillas verdes, bolsas de compras y algún tipo de icecream; no sé si el último punto de este “librillo” sea el final o si deba poner tres suspensivos; eso ya no importa.
Sería lo mejor que ambos intentáramos lo posible por hacer de las miles de razones que ambos tenemos para recordarnos, razones para olvidarnos. Sí sería lo mejor; el problema es que yo no quiero olvidarte, y tampoco quiero que me olvides, pero lo que hagas, será tu decisión.
Yo solo quiero que estés bien y que seas muy feliz, en verdad, a pesar de lo culero que has sido conmigo, espero que alguien te pueda hacer mejor persona, que alguien te haga sonreír y que ella sea capaz de darte lo mejor de sí, de aguatar tu temperamento, de intentar cuidarte, de estar contigo en las buenas y en las malas, de sonreírte siempre, de perdonarte, de amarte, de besarte con tanta ternura y tanta pasión como yo lo hacía, de ir en contra de sus principios solo por seguirte, alguien que te haga sentir todo con una mirada.
Algún día, tal vez vuelvas a encontrar a alguien a la medida. Que se olvide de tu pasado, de tus fracasos, que no le importe lo que fuiste, lo que hiciste, lo que algún día por malos actos tal vez perdiste. Alguien que te levante, que te perdone, que te cuide, que llore contigo y si es necesario que te haga llorar, alguien que te entienda cuando ni siquiera tú lo haces.
Ojalá que logres tus metas, yo confío en ti, sigue soñando, pero no pierdas el piso, porque cuando tu motor se apague, te vas a caer y te va a doler a madres.
“Y debo decir que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido. Que nunca intentaré olvidarte, que si lo hiciera, no lo conseguiría. Que me encanta mirarte y que te hago mío con solo verte de lejos. Que adoro tus lunares y tu pecho me parece el paraíso. Que no fuiste el amor de mi vida, ni de mis días, ni de mi  momento. Pero que te quise, y que te quiero, aunque estemos destinados a no ser.”
Julio Cortázar – Rayuela
Sabes, creo que nunca dejaré de quererte, por todo lo que significaste para mí y por cada cosa que hicimos mal, no me arrepiento de nada de lo que pasó, porque todo forma parte de una experiencia de la que aprendí muchísimas cosas, aprendí lo que es amar a la medida, y a no ilusionarme tanto, a no convertir a alguien en el centro de mi universo, a no hacer de una persona indispensable y a no acostumbrarme tanto a una persona, porque el día que ya no esté, voy a llorar, así como lloré por ti.
Ahora, solo espero, coincidir contigo en otras vidas, ya no tan tercos, ya no tan jóvenes, ya no tan ciegos ni testarudos, ya sin razones sino pasiones, ya sin orgullo ni pretensiones… Ojalá.
Muchas personas han llegado a mi vida estos meses, he intentado enamorarme, no lo logro, y es que me he encontrado a personas tan maravillosas que no se merecen ser la sustitución tuya; eso me ha servido a mí para comprobar, que cada cosa tiene su tiempo, un embarazo no dura cuatro meses, la primavera no dura todo el año, y a ti que te amé tanto, no te olvidaré en cinco meses.
Una madrugada de marzo, te pedí que no te fueras pero fue en ese momento, justo cuando decidiste rendirte, entendí que debía largarme de tu vida, que te daba completamente igual que me quedara o no contigo.
Es por eso que no pienso rogarte, no te pediría jamás que volvieras conmigo, porque sería como obligarte a tomar una decisión, realmente a estas alturas no creo quererte en mi vida, o al menos no a la persona que eres ahora, la única manera que encuentro de volver a estar juntos, es imposible, eso no va a pasar, por tu orgullo y por el mío; yo no quiero estar con alguien que va a destruirme, y tú no vas a rogarle a alguien como yo.
Son las 07:01 pm del penúltimo día de agosto y muy a las palabras de Benedetti, que pareciera que le escribe a mi alma por la similitud de su versos con mi vida, te digo que...
“Te libero de mí, de mis males, de mi mal genio, de los domingos por la tarde en donde nunca puedo más, del odio a mis cumpleaños, de no saber cómo hacer para regalarte algo que no pierdas. Te libero de mi desengaño, de tu karma, de mis novedades, de la contradicción que represento. Te libero de mis mensajes que te saben a autocompasión, de mis enredos, de mi cabello suelto, corto, sin peinar. Te libero de mi consciencia, del desconcierto a fin de mes, de la caída, de la llegada, de mi huida inevitable. Te dejo libre para que me dejes, para que me veas de lejos y me quieras, menos.”
Mario Benedetti

¿Adiós? No sé si esto signifique adiós, lo más probable es que sí, no creo volverte a encontrar mi amor, al menos no pronto, al menos no en esta vida, duele (aunque “creo” es una palabra muy relativa, muy vaga, muy llena de dudas), pero contigo o sin ti, la vida sigue y el Cosmos no se va a detener por mi gran melancolía, aunque he detenido varios mundos con mi sonrisa, esta vez no me tocó ganar, como siempre he dicho, la vida es como un casino, una ruleta rusa para ser exacta , a veces no hay que tomarla tan en serio.
Te quiero mucho xxxxx, gracias por haber significado tanto para mí, por haber sido mi inspiración en tantos versos y prosas y cuentos e historias, y en esto, que es el intento de una historia que tal vez y solo tal vez, se convierta en libro.

¡Hey! Es la primera vez  en 6 meses que escribo tu nombre en alguna de mis prosas, algo bueno debió haber sucedido en estas últimas semanas; bueno, da igual, a pesar de que no lo merezcas, te deseo lo mejor, sonríe siempre.

domingo, 12 de abril de 2015

Un primer beso...

Describo nuestro primer beso como algo que Benedetti entendería... Tan espontáneo, tan natural; emocionante.
Algo no planeado  pero totalmente acordado por esa sensación que nos envolvió el cuerpo. Sí, esa, la que nos convenció de que no era un error.

martes, 7 de abril de 2015

Amigos... Solo "amigos"

Y no, no era amor, pero era mucho más que amistad, o al menos ella lo veía como algo lo suficientemente mágico. Él se había convertido en algo más; "era su amigo, su compañero y su terapeuta"... ¡Su confidente! 

Era más que alguien con quien pasar el tiempo, era el cómplice que cualquier chica como ella necesita, no para pasar el rato, sino para compartirlo, hablando de todo y de nada, riendo fuerte y llorando bajo.

Con él, no era aburrido mirar las nubes, y caminar hacia ningún lado mientras fumaban un cigarrillo era la escena más divertida del show.

... Y sus besos... ¡Qué dulces besos! Sabían a humo... Y a desesperación, a angustia y calma a la vez, a emoción y adrenalina, A un inquietante desasosiego cargado de avenencia.