- Te amo-. Dijo él... Nada... No hubo respuesta, pero en los ojos de ella se podían ver fuegos artificiales y una inmensa tristeza inundándolo todo con lágrimas, que con toda sus fuerzas intentaba ahogar.
- Es tarde-. Dijo ella saliendo de su mutismo y mirando el reloj con una sonrisa que parecía más una mueca que no encajaba con lo que decían sus ojos.
Se levantó de la cama buscando por la habitación su ropa cuando sintió unas manos grandes y firmes en su cintura que la hicieron girar y la aprisionaron contra la pared fría. Sintió hasta el último vello de su cuerpo erizarse y no pudo abrir los ojos.
- Mírame y dime que esto fue todo, que no sentiste lo mismo, que no me amas -. Otra vez silencio. - Dilo y desaparezco de tu vida, para siempre, dime que no significó nada y te juro que no me vuelves a ver. - Ella cambió su expresión, y se puso su coraza de hielo.
- Puedo decirte mirándote a los ojos que no te amo, que no me dueles, que esto fue solo sexo y que no pensé en ti los últimos 5 años... Y me creerías... El problema no es decirte que no, el problema es que es mentira.- En ese momento, sus ojos volvieron a expresar el mar de emociones que estaban creciendo como telarañas en su pecho, subiendo lentamente hasta su garganta, ahogándola.- No te quiero mentir, nunca dejé de sentir, ni de pensarte, pero es tarde... Esperé muchos años para escucharte decir eso... Años en los que me hiciste falta, años en los que te amé en voz baja cada día, en los que repetí tu nombre, siempre, a todas horas y bajito, para no sentir que me quemaba la lengua; nunca volveré a sentir algo así.- Lo besó como si se le fuera a acabar la vida en ese momento.- Pero ya es tarde.
Terminó con esa frase, se vistió y salió del hotel dejándolo a él sin palabras y sin fuerzas para seguirla. La vida de ambos estaba hecha, uno sin el otro, este capítulo no iba a cambiar el rumbo de la historia y para ellos era el punto final.
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