En algún lugar del mundo, en una preciosa callejuela, sus pasos, como guiados por magnetismo, la llevaron a un pequeño local con mesas cubiertas por sombrillas verdes, pidió algo sencillo y se sentó, distraída como siempre había sido, pensando en cualquier cosa, trabajo tal vez, en su corazón medio roto, medio remendado, o incluso en su próximo destino ¿Quién iba a saberlo? Sin mirar a su alrededor ni por un segundo, no fue capaz de notar que alguien la observaba con curiosidad, con duda y con el corazón latiendo mas rápido que una locomotora... El hombre que no le quitaba la vista se preguntaba si era posible que después de tantos años fuera ella la que estaba ahí sentada, sacó una pluma de su portafolio y escribió algo en una servilleta, a la vez que le pedía al mesero algo especial para la mesa de la mujer distraída.
"Sombrillas verdes" leyó la mujer en la servilleta que le dejó el mesero junto con una copa fría llena con algo dulce. Su corazón se detuvo por un momento y no pudo hacer más que voltear en todas direcciones buscando el rostro de la única persona en el mundo que pudo haber escrito la nota... Sus miradas se encontraron de un momento a otro y sin decir nada, pagaron las cuentas, se tomaron de la mano como hacían tantos años atrás, y se fueron juntos.
Solo ese podía ser su final feliz.
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