martes, 21 de julio de 2015

Era indiferencia forzada, orgullo tal vez...

Cuando él solía preguntarme si lo quería, yo siempre le respondía que solo lo quería un poco, siempre con una indiferencia forzada, aunque muy muy en el fondo de mi alma, él era todo mi mundo, mi gran amor, en serio estaba ferozmente enamorada de su sonrisa, su voz y sus palabras dulces, el universo infinito de sus ojos, el paraíso de su pecho… Feroz y locamente enamorada.
Y es que ¿cómo no amar las noches infinitas de insomnio a su lado? Sí, esas noches en las que la distancia nos separaba y el amor nos unía ¿era amor? Por supuesto que era amor, yo lo amaba, de verdad, de verdad lo amaba, habría podido pasar el resto de ms días a su lado, y no habría dejado de amarlo, me encantaba verlo, me encantaba hacerlo reír, escucharlo hablar de cada cosa que le salía bien, incluso amaba escucharlo cuando estaba enojado o triste, me gustaba ayudarlo con sus problemas.
Estaba enamorada de todas sus facetas, incluso cuando estaba de mal humor.
Eso fue hace tanto tiempo, y a mí me parece que fue ayer, cuando caminábamos por el parque tomados de la mano, cuando hablábamos de las miles de cosas que nos ocurrían día a día, me pregunto si él me recuerda… ¿Pensará en mi de vez en cuando? Si lo hace ¿sonreirá al recordarme?  Ó  ¿acaso ya me habrá olvidado? ¿Qué habrá hecho con mis cosas? ¿Las habrá tirado como yo hice con algunas de él? ¿O  las habrá guardado como yo guardé otras tantas?
Tengo tantas preguntas al aire, tanto que decirle a su ausencia… Y él no está, a veces siento que Benedetti entiende a mi alma, otras, pienso en el poema xx de  Neruda y creo que nadie más podría comprender lo que siento.


viernes, 17 de julio de 2015

La mejor novia del mundo

"Eres mi pequeña inmensa y aveces eres muy mensa porque piensas que te amo Y TE AMO MAS DE LO QUE PIENSAS..."

Breiky

miércoles, 8 de julio de 2015

Para no escribirle...

Para no escribirle a él te escribo a ti. A ti muchacho que ya me has olvidado, y yo que te pedí que por favor nunca me olvidaras. A ti, que prometiste nunca olvidarme.

Para no escribirle de amor. Te escribo a ti, sobre lo que fuimos, porque sé que éramos almas gemelas, sé que lo nuestro era amor, sé que había algo más que química o física o incluso que las ganas locas de morderte, mi amor, mi dulce y antiguo amor.

Para no escribirle de sentimientos. Te escribo a ti, sobre las bellos ratos que pasábamos juntos, sobre las tardes lluviosas entre la hierba.

Para no escribirle sobre horarios. Te escribo a ti, y te cuento sobre las largas horas en las que hablábamos hasta quedarnos dormidos, y sobre las veces que se nos hacía tarde mientras jugábamos con besos.

Para no escribir sobre sus ojos cálidos, verdes como dos esmeraldas. Escribo sobre tus ojos cafés, que albergaban miles de universos, sobre la manera en que me miraban con ternura y delicadeza, como si yo fuese una especie de muñeca que se rompería con tan siquiera una ráfaga de viento, pero también cuando me veían con pasión, con ese fuego indomable que luchaba por incendiar el mundo, nuestro mundo.

Para no escribir acerca de sus millones de pecas. Termino escribiendo sobre tus lunares que me parecían a mí, cientos de constelaciones, constelaciones que en algún momento fueron mías, las luces de mi propio universo, porque ¡Hey! Tú eras parte de mi cosmos.

Para no escribir su nombre. Escribo el tuyo, en cada página de los cuadernos y a veces, hasta en uno que otro libro, en cursivas e incompletas la "F" y la "x" para que nadie entienda lo que quiero decir, garabateo tus letras inconclusas.



Para no extrañarlo. Te extraño a ti, a veces, a ratos; definitivamente no te extraño a ti, extraño al chico increíble que solías ser.