sábado, 11 de octubre de 2014

Y ahí estaba ella… otra vez pensando en si era realidad, aunque realmente ya no le importaba tanto, colgada de su cuello ya nada le hacía falta, más que soñar con las miles de historias que podría escribir con él, su corazón latía con tanta fuerza y sentía ese cosquilleo en toda el alma, se inundaba  el pecho con su aroma, y olvidándose del mundo lo besó, en un beso, le entregó todo lo que tenía… La llave de su cosmos… Y fue ahí donde se dio cuenta que todo es posible con un poco de polvo de estrellas  y una pizca de amor.

Pero bien dice el dicho que nada es para siempre, y pasó el tiempo.
-          -- Princesa… - le dijo con todo el dolor del mundo – Se nos hizo un poco tarde y es hora de que me vaya. – en sus ojos se reflejaban amor y tristeza, pero sabía que la historia había terminado – ¿Me harías un último favor?
-          -- … ¡Cállate! – gritó con lágrimas en los ojos – no tienes qué decirlo, sabes que no te olvidaría.
-          -- A veces, me pregunto cómo es que siempre lo sabes.

Ella se aferró a él, y fue entonces cuando el más fuerte de los dos se derrumbó, soltó la enorme mochila que cargaba en su mano derecha y la abrazó… La abrazó como si la vida le fuera en ello, y lloró como cuándo tenía 7 años, tenía tanto que decirle a esa niña que entre sus brazos se había vuelto tan frágil y que poco a poco perdía la fuerza que le quedaba, aunque él sabía que no iba a soltarlo aunque le doliera cada músculo.
Hoy más que nunca se sentía tan frustrado porque sabía que tenía que protegerla, pero ahora muchos kilómetros se lo impedirían.
-          -- No quiero que te vayas.
-          -- …
-          -- ¡Dime algo¡
-          -- Perdóname.

Y fue entonces cuando el mismo amor que le tenía, le dio la fuerza apenas necesaria para soltarla, levantar sus cosas y darse la vuelta sin decir nada.
-          -- Te amo… no lo olvides – siguió ella entre sollozos y de rodillas en el suelo.

Ojalá jamás le hubiera dicho nada, lo único que él pudo hacer en ese momento fue detener su marcha unos segundos sin volver la mirada o decirle algo, porque si lo hacía ya no podría dejarla.

-          -- Adiós – susurró para sí mismo, porque sabía que ella no lo había escuchado y siguió si camino, sin saber muy bien si algún día volvería a verla.

viernes, 10 de octubre de 2014

Preguntas, preguntas.

Hay preguntas que tienen algo de misterio, a veces, uno mismo desea saber quien está detrás de ellas, no siempre se sabe si el ser que está frente a ti, o si es tan solo un espejismo, una imagen del infierno en el que vives, probablemente nunca lo sepas; tal vez no entiendas lo que estoy diciendo -lo más probable-, pero a lo que quiero llegar es: Hay preguntas que te hacen dudar, que te toman por sorpresa, total y completamente desprevenido, y sobre todo, que terminan de romper cierta parte de ti, porque no siempre necesitan una respuesta compuesta de palabras, en ocasiones, una mirada basta para decir que sigues sintiendo tantas cosas, y a pesar de eso, de los labios solo se escapa un susurro: "No, ya no".

miércoles, 8 de octubre de 2014

Para ti, con mucho amor

“Háblame de cosas serias, cosas que hacemos los humanos, háblame de cuando caminábamos por el parque, háblame de cuando hablábamos bien, no soy una mártir sabes, y si estos ojos se me llenan de lágrimas es porque te extraño más que ayer, no hace falta mencionar lo importante que fuiste, y claro, te anhelo con una hermosa sonrisa, porque sabes, soy una mujer que siente demasiado.

La vida es hermosa y su  contexto, en él estás, sabes entiendo que estas cosas pasen en las relaciones. Te hice un libro. El amor era de verdad y se podía palpar; era de esos cuentos hermosos en los que todos salen librados y son felices y hoy te sonrío con mucho anhelo porque fuiste alguien… Y eres alguien.

No me cansaría de decirte lo importante que eres para mí y que si algo te pasara no sé qué haría. Hoy no hablamos, pero sé que eres brillante por todo lo que haces… Sé que eres asombroso cuando quieres serlo; sabes cómo impresionarme, sabes hacerlo muy bien. No te culpo.
Éramos solamente dos personas, nos tenía que pasar… Éramos perfección. Ésta vida loca no se cansa de ponernos en acción, porque ya sabes, sin drama no hay acción.

No me podría cansar de pensarte, de escribirte y de estrenar la libreta nueva… No me cansaría de contarle al mundo lo que fuimos porque sé que éramos almas gemelas. Y sé que aunque el tiempo ya pasó, estoy muy enamorada de ti.

Dime “loca” “¿Por qué no te vas loca?” No me voy, te voy a explicar por qué… Porque contigo aprendí lo que es amar a la medida, lo que es sacrificarme por amor.
Por eso y más me atrevo a decir: Fuiste muy importante, y aunque me odies con toda tu alma, ésta cosa se nos salió de las manos… Y siempre que nos dejamos de ver por un tiempo, cuando te vuelvo a ver o te vuelvo a encontrar mis manos tiemblan, mucho, me pones ansiosa, no te culpo, no culpes a esta loca, ésta loca nada más está enamorada y escribe”.

Ivana Lucía Camargo