miércoles, 27 de julio de 2022

Guardé tus recuerdos en un cajón, las fotos, los boletos vencidos del cine y tu encendedor favorito, ese que pensaste que habías perdido y que yo guardé en secreto para encender el cigarro ocasional que me calma los nervios,  y me hace sentir que en el humo vienen tus besos.
Después de 10 años, nuestras vidas se siguen entrelazando de una u otra forma... Y yo que me había decidido a olvidarte.
En la vida hay torturas lentas que no duelen pero pesan...
Como verte de lunes a viernes sin descanso y no saberte ni siquiera vivo el fin de semana.
O como conformarme con dedicarte miradas secretas de las que ni tú te das cuenta.
Es tortura mirar tus ojos y querer quedarme perdida en ellos. Casi me duele verte y no poder tocarte ni contarte de las ganas que tengo enredar tu cabello en mis dedos.
Me gusta tu sonrisa y tu voz, me gusta verte concentrado y absorto en tus pensamientos, pero lo que más me gusta es escucharte decir mi nombre, porque mi nombre en tus labios suena a melodía y a lo más dulce del mundo, suave como caricias de amantes...
Y pensar que en la vida te volveré a escuchar.