jueves, 4 de octubre de 2018

El amor no se piensa, se siente o no se siente

Un día, simplemente me di cuenta de que ya estaba totalmente enamorada de ese hombre, que vino a trastornar mi vida de la manera más bella posible... De un momento a otro, ya necesitaba sus besos y sus manos sobre mi piel, y sin darme cuenta, se me clavó su nombre en el alma.

Me hizo sentir otra vez esos nervios del primer amor, esa locura que creía perdida, me levantó del letargo en el que me encontraba, porque ¡Joder! Vaya que estaba dormida, y él es ese "boom" que mi vida necesitaba, representa todas esas ganas que tengo de ir de la mano de alguien contra el mundo, de besar en la lluvia, en el carro, en la calle, en el parque, en la cama y en cualquier lugar del infinito, el cielo o el infierno.

Sé que todo esto podría sonar a una devoción desmesurada, y que el cielo me permita desmentirlo, porque el amor, diría Laura Esquivel, "no se piensa, se siente o no se siente" y son esos pequeños detalles los que hablan más que cualquier palabra, esas miradas profundas y esas ganas de querer estar con él y a la vez dejarlo ser libre para que vuele lo más alto posible, son las que dicen que lo que siento es amor, del bueno, de ese que se tatúa "en cada músculo y hasta la punta de los dedos"