jueves, 22 de octubre de 2015

He has galaxies in his eyes

Él tiene galaxias en sus ojos, y es que cuando lo veo, mi mirada se pierde en la suya, en el negro intenso de sus pupilas, en cada milímetro de la miel de su iris, y viendo como el sol se confunde con su cabello rubio. 

Me gusta verlo sonreír; se le ve muy bien cuando sonríe. Cuando ríe, su piel pálida se enciende delicadamente, y es que... Me encanta verlo pasar cada mañana, me gusta advertir su presencia cuando está cerca y estudiar su perfil de reojo cuando no me ve, pero lo que más me gusta es cuando lo oprimo con fuerza a mí y hundo mi nariz en su cuello para inhalar el aroma a... Él.

lunes, 12 de octubre de 2015

Allí estaba yo otra vez, observando su mirada misteriosa y cauta, pensando en que si yo era un huracán, el podría ser algo así como un tornado huracanado... Y justo en el momento en que me abrazó y me paralicé, supe que iba a empezar a sufrir de nuevo por culpa de mi voluble corazón.

Y es que cuando nuestras miradas se cruzaron, juro que el universo se detuvo. Después, cuando caminaba sola hacia mi casa, me puse a pensar en lo mucho que me había hecho sentir, y en que me parecía extraño que a pesar de nunca haberlo besado, me importaba más de lo que me imaginaba y solté una carcajada al reflexionar en lo raro que es que jamás sentí nada por chicos que me habían besado antes.

He.

Su sonrisa ♥

Miel

Y lo vi... Sus ojos del color de la miel, me parecieron la puerta de un paraíso (muy acorde con su nombre). No sé si fueron los efectos del alcohol que yo traía de más, o si tan solo fue el destino, que me puso en aquel lugar en ese preciso momento.

Ese momento que me llevó a querer acercarme y probar sus labios, y es que... Cómo olvidar esa mirada tranquila, tierna y llena de luz? No puedo decir que fue amor a primera vista, pero lo que sí puedo decir es que, fue tanta física, tanta química y tantas ganas de morderle, tengo ganas de volver a verle.


viernes, 9 de octubre de 2015

A quien corresponda...

Y es que no quiero a un hombre perfecto, solo alguien que me quiera, alguien con quien poder hablar de mis miedos y mis sueños, de mis metas y derrotas, alguien espontáneo que me haga reír todo el tiempo; alguien que entienda mi mal humor y mi mal genio, que quiera compartir su tiempo conmigo y acompañarme en mis tonterías, alguien con quien pueda descubrir y ver el mundo de una manera distinta.

Quiero un hombre que aprecie cada detalle, que recuerde lo que le digo y que me hable de amor, de sexo, de historias y de pasiones, que me lleve con él a conocer nuevos y extraños lugares, que me muestre como es su alma, pero que sobre todo, sepa lo que quiere.

Un hombre lleno de sueños y metas por cumplir... Que sepa volar lejos con tan solo cerrar los ojos y que se atreva a hacer locuras, que sepa también reírse de si mismo.

Alguien que no tema mostrar su verdadero "yo" y que no se interese por las opiniones de la gente, y que no cambie por el juicio de otros, sino por convicción propia, que acepte críticas.

Quiero a un hombre maduro capaz de tomar sus propias decisiones, independiente, que no juzgue a la gente antes de conocerla, que acepte que tiene defectos y virtudes, que sea responsable y no se deje llevar por opiniones ajenas.

Un chico que sepa ver más allá del físico, y encuentre en mis ojos la puerta de mi alma, que me conozca, un chico atento detallista, sin miedo a mostrar sus sentimientos.

Que también tenga un carácter fuerte y que no siempre esté de acuerdo conmigo, un chico con quien tenga cosas en común pero también muchas diferencias, porque quiero que me enseñe a amar cosas que no me gustan demasiado y que me haga conocer el mundo a su lado.

Un chico que pelee conmigo de vez en cuando, quiero a un chico imperfecto, pero que sea feliz, y que no me necesite para nada pero que me quiera para todo.

jueves, 8 de octubre de 2015

Lucas

En aquel café, volvimos a vernos, yo estaba sentado tomando... No recuerdo lo que estaba tomando, así de intenso fue el efecto que esa chica menuda causó en mí con sus impactantes ojos y la sonrisa más contagiosa que he visto en mí vida...  Se sentó en la mesa de al lado moviéndose con gracia y soltura mientras yo la veía embobado, sin pensarlo, me acerqué a ella y le pregunté su nombre, en ese momento se paró el tiempo sentí una corriente eléctrica por todo el cuerpo...

- Hola - dije mientras sentía el rubor en mis mejillas.
- Hola...
Me sonrío, mientras me miraba a los ojos, Dios!! Qué ojos!!
- Me llamo Lucas.
- Lucía... 

La conversación siguió, tranquilamente, hicimos química de inmediato y sinceramente, esa mujer guapa, me cautivó, no solo con su físico, porque simplemente era hermosa en todo contexto.

Lucía era una mujer con una mente brillante y espontánea, romántica y de pronto incongruente, pero era parte de su encanto.

Encanto... Es una palabra muy amplia, porque era precisamente lo que yo sentía por ella, me encantaba cada parte de su cuerpo y cada extraño rincón de su alma. 

Lucía, Lucía, Lucía, si tan solo ella aceptara "una vez más", repararía cada pieza de su corazón roto, rompería los esquemas que nos separaron, le pediría perdón por mi terquedad y mi idiotez al perderla, porque claro que fue mi culpa, ¿y cómo no iba a serlo, si yo la herí?

Herí a Lucía en lo más profundo de su alma indomable, cambié a esa chica que le daba chispa y sabor a mi vida, por un maniquí hueco y sin sentimientos de cuerpo y rostro angelicales...

Lucía era perfecta, la mujer más inteligente que he conocido en mi vida, me ayudaba a estudiar en cada examen complicado de mi facultad, porque juro que era brillante, tanto si le hablaban de física o química, diferenciales o integrales, siempre la admiré, pero a pesar de ser una excelente matemática, lo que en verdad le apasionaba era la literatura y el ballet.

Aún recuerdo cuando me hablaba de amor, siempre con sus citas textuales que me impulsaron a leer; me contaba sobre Shakespeare, pero lo que más le gustaba leer era Benedetti y Neruda. Jamás había conocido  a una mujer que me dedicara poesía, poesía de verdad, y mucho menos que me escribiera.

Porque ella me escribía, nunca nadie me había escrito, y no me refiero a esos superfluos mensajes de texto, ella me escribía de verdad, con su puño y letra, páginas y páginas repletas de amor y dedicación, de vehemencia, pasión y sentimientos.

Ella no es de las chicas que son fáciles de encontrar, de hecho, ahora que lo pienso, me pregunto por qué se fijó en mí, por qué enamorarse de mí, estando rodeada de hombres inteligentes, con mentes como la de ella, interesantes, cultos, sin vicios, hombres de verdad que no necesitaban inventar historias para impresionar, hombres que contaban verdades y le dedicaban canciones de amor.

Yo no era más que un pobre mocoso inmaduro con la cabeza llena de fantasías, un patán que se enamoró de una chica maravillosa; y es que "como no haber amado sus grandes ojos fijos", ella era el amor de mi vida y la perdí; gracias a ella, aprendí a escribir, pero jamás podría dedicarle mis palabras a alguien más, porque lo mejor de mí, lo tiene Lucía, se lo llevó sin que yo me diera cuenta justo cuando la alejé...